El militar brasileño Paulo Malhaes, asesinado en abril pasado, reconoció haber secuestrado y fichado disidentes argentinos huidos y refugiados o simplemente de paso por el país durante el periodo de la dictadura (1964-1985), según documentos divulgados hoy.
En una declaración a la 'Comisión de la Verdad' instaurada en Brasil hace algo mas de tres años y cuya transcripción fue publicada hoy, el coronel retirado Malhaes reconoció que, por orden del entonces Presidente de la República, cuyo nombre se omite, 'capturó' y 'mandó de vuelta a Argentina' a un 'Montonero importante'.
Según esa declaración, Malhaes le aseguró al dictador que 'no tenía que preocuparse' por el disidente argentino porque 'el tipo ya estaba en Venezuela', al menos oficialmente.
Malhaes explicó al dictador que drogó y capturó al dirigente montonero y luego utilizó a un 'doble' para dar a entender que había partido hacia Caracas, donde residía gran parte de los exiliados latinoamericanos.
Mientras desarrollaba la farsa del regreso a Venezuela, Malhaes entregó al opositor a las autoridades argentinas y de ese modo parecía que 'daba solución al problema'.
Malhaes concluyó diciendo con ironía, según la transcripción de su declaración ante la Comisión de la Verdad, que 'el tipo nunca se comunicó desde Venezuela con Argentina' y que, de este modo y de manera oficial, 'si desapareció, desapareció en Venezuela, no en Brasil'.
El argentino fue, siempre según la declaración transcrita, capturado en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro durante una escala de un vuelo cuando se dirigía a una reunión de la llamada Junta de Coordinación Revolucionaria.
Para llevar a cabo la acción se sirvió de diferentes drogas a las cuales, según afirmó, llegó gracias a la colaboración de un 'médico bueno'.
Durante la declaración de mas de 20 horas, Malhaes también reconoció que mientras desarrollaba sus labores para la dictadura militar brasileña supo que un grupo de argentinos iba a llegar a Río de Janeiro.
Entre esos opositores se encontraban algunos que tenían estatus de 'exiliados políticos por la ONU y otros no', por lo que 'mandó fotografiar a todo el mundo'.
'Yo quiero que ustedes salgan y hagan fotos de todo el mundo, quiero a esos tipos fotografiados. No sé quiénes son, no quiero que sepan quiénes son, solo quiero fotografías de ellos', dijo haber ordenado a sus subordinados.
Según afirmó, las autoridades de la dictadura argentina sabían que, así como algunos militantes de Montoneros, líderes del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros de Uruguay 'habían estado o estaban en Brasil' y querían que esa información fuese 'verificada'.
Malhaes explicó que hizo un 'album de fotografías' con aquellos que fueron retratados y lo mostró a los dirigentes argentinos.
Los jerarcas respondieron entonces que conocían a los opositores fotografiados y preguntaron a Malhaes si sabía su localización. El excoronel respondió que la conocía 'mas o menos', pero sabía que estaban en 'Río de Janeiro y los lugares que frecuentaban', por lo que inició 'otra operación' diferente de la cual no dio detalles.
Según dijo, 'fue una coincidencia' y una 'suerte' por la cual se 'volvió famosísimo en Argentina' y por lo que fue condecorado.
Malhí£es, quine también admitió haber participado en torturas y asesinatos a presos políticos brasileños, fue hallado muerto el pasado 25 de abril en su domicilio de la ciudad Nova Iguaí§ú, vecina de Río de Janeiro.
Según informaron inicialmente fuentes policiales, el exmilitar, que tenía entonces 74 años, fue amarrado y asesinado por ladrones que irrumpieron en su casa y que robaron computadores y armas de su colección personal.
No obstante, su muerte fue atribuida luego a un infarto sufrido durante el asalto a su casa, en la que los ladrones permanecieron cerca de nueve horas, aunque la investigación sigue centrada en su posible asesinato.
Su muerte desató los recelos de los grupos de derechos humanos que lo consideraron una 'prueba que de la dictadura no acabó'.
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