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Reflejo irónico del poder de la propaganda, "Chavistas en el Imperio" combina dos palabras hace dos décadas inexistentes y hoy imprescindibles en el vocabulario político venezolano. No es casual que sea el título de un libro que el periodista falconiano Casto Ocando, egresado de LUZ y residenciado en Florida, bautizara este año, basado en pesquisas desde la llegada de Hugo Chávez a Miraflores en 1999.
El resultado es un compendio de intrincadas redes del gobierno venezolano en el territorio que, según su discurso, debería ser su gran enemigo: Estados Unidos. Ocando llegó a Nueva York para promover el libro, que pronto será lanzado en Venezuela, mientras se pule la edición en inglés.
"Mi primera intención no fue denunciar sino reunir información dispersa y desconocida que mostraba el verdadero rostro de Chávez y su revolución, y sobre todo el escandaloso doble lenguaje. Mi objetivo es establecer un registro histórico lo más detallado posible de la cara oscura del chavismo en EEUU", comenta Ocando, quien hoy labora en la Unidad de Investigación del canal Univisión, luego de hacer carrera en los medios venezolanos El Universal y Quinto Día.
-¿Qué fue lo más difícil de rastrear y/o confirmar?
-Me tomó cuatro años escribir el libro, basado en parte en investigaciones que había realizado previamente. Utilicé mucha información que no había sido publicada mientras trabajaba para el Miami Herald. Uno de los temas más difíciles y laboriosos fue el cabildeo chavista en EEUU. Me tocó revisar todos los archivos del Departamento de Justicia y del Congreso, para encontrar la estrategia que en 14 años empleó Chávez para penetrar el estamento político estadounidense, y cómo pagó centenares de millones de dólares a importantes firmas de cabildeo y organizaciones no gubernamentales para promover su revolución y al mismo tiempo vender la idea de que se trataba de un movimiento democrático, cosa que no lo era.
-Por años el régimen chavista ha acusado a EEUU de desestabilizar e intentar ejercer una influencia imperialista en Venezuela. ¿En realidad no ha sido al revés?
-Exactamente. Es parte esencial del doble lenguaje chavista. Por un lado le doy latigazos al imperialismo norteamericano, pero en el fondo el mejor lugar para hacer negocios, establecer a la familia o disfrutar sus fortunas mal habidas es y sigue siendo EEUU.
-De todas los casos que allí grafica, ¿cuál considera el más insólito y/o grave?
-La historia más insólita es la relación ininterrumpida que Chávez tuvo, y que continúa Maduro, con la transnacional petrolera Chevron, epítome del "capitalismo salvaje" y del imperialismo norteamericano sobre el que tanto insistía Chávez en su retórica. Chevron no sólo hizo jugosos negocios con el chavismo desde su llegada al poder, sino que capeó todos los temporales y terminó hasta prestándole dinero al régimen. Y las historias más graves se refieren a los estrechos vínculos que altos mandos militares chavistas mantienen con los carteles colombianos y mexicanos de la droga. La pelea de los estudiantes rebeldes en Venezuela no es contra un régimen autoritario que pretende imponerse con mano de hierro; es contra una organización de crimen con complejas ramificaciones con el narcotráfico mundial.
-¿Por qué EEUU ha sido tan tolerante frente a eso?
-Hay que entender que ni los intereses estratégicos ni las urgencias políticas de EEUU son las mismas que la de los venezolanos preocupados por la corrupción sin precedentes de la revolución chavista. Lamentablemente, la realidad es que Venezuela no representa una nación estratégica para la geopolítica de Washington, y esto explica la relativa indiferencia que es notable entre funcionarios, departamentos y agencias federales norteamericanas sobre el tema, sobre todo durante la época de Barack Obama. Pero he podido comprobar la enorme cantidad de información que posee Washington sobre cuentas, delitos y relaciones con carteles de narcotráfico, terrorismo y lavado de dinero que mantienen los altos funcionarios del chavismo. Hay dos cortes federales, en Miami y Nueva York, desarrollando varios juicios simultáneos contra altos funcionarios venezolanos, como Diosdado Cabello. Y hay varios equipos dedicados a procesar información relativa a una lista de una treintena de altos funcionarios que tienen abiertos juicios cuyos procedimientos se mantienen secretos hasta ahora. Otro factor que hay que entender es que el sistema judicial norteamericano funciona de una manera distinta al de Venezuela. Los fiscales están obligados a encontrar evidencia incontrovertible de los delitos, y principalmente testigos que puedan ser usados en juicios federales, una tarea que puede tomar mucho tiempo.
-No parece fácil burlar el sistema en EEUU. ¿Quiénes han sido los cómplices o tutores de estos casos?
-Desde el principio ayudó la ignorancia en EEUU sobre lo que estaba ocurriendo en Venezuela. Muchas entidades financieras e incluso agencias federales no estaban familiarizadas con los nombres de los operadores que comenzaron a manejar los dineros a partir de 1999. Adicionalmente, los chavistas usaron instituciones del Estado venezolano para transferir dinero producto de contratos a cuentas en el exterior, para darle apariencia legítima a esas transacciones. A medida que avanzaba, muchas entidades comenzaron a tomar nota. Es notable la cantidad de cuentas bancarias de venezolanos que todos los años son suspendidas por movimientos sospechosos, como ocurrió con una cuenta en el Ocean Bank de Miami que movilizaba grandes cantidades de dinero conectado a Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa, rumbo a cuentas cifradas en Suiza. Actualmente es mucho más difícil movilizar dinero sin llamar la atención. Quienes lo han hecho, están bajo una constante presión de denuncias y agencias federales que continúan investigando. Por supuesto que ha habido también la participación de funcionarios bancarios que se han hecho de la vista gorda, como en todas partes.
-¿Ha aumentado la corrupción post Chávez en EEUU, ha disminuido o sigue igual?
-El libro abarca hasta principios de 2014, cuando se produjeron las defecciones de chavistas como Rafael Isea y Alejandro Andrade, que decidieron iniciar una cooperación con agencias en EEUU para suministrar información sobre altos chavistas implicados en delitos federales. La corrupción, que creció a niveles sin precedentes durante 14 años de régimen chavista, continuó durante la administración de Nicolás Maduro con métodos más sofisticados aunque con menos recursos. Es notable, por ejemplo, la creación de fondos de inversión internacionales, con operaciones en EEUU y Europa, como nuevo método para legitimar fortunas que de otro modo no podrían justificarse.
-Si tuviese que poner una cifra al dinero que chavistas (funcionarios y familiares) tienen en EEUU, ¿cuál sería?
-Debido al secreto bancario es extremadamente difícil estimar una cifra. No sólo altos chavistas y sus "empresarios" usan el sistema financiero norteamericano; también lo hacen funcionarios medios, militares y empresarios regionales que con una mano sirven a los líderes chavistas locales, como ocurre en los estados Zulia y Bolívar, por ejemplo, y con otra manejan sus inversiones en Miami o Nueva York. Sólo en aviones, por ejemplo, los chavistas gastan $100 millones al año en el sur de la Florida. Sin duda que la cifra puede medirse en decenas de miles de millones de dólares, lo cual por otro lado representa una ínfima fracción de toda la fortuna que el régimen chavista recibió en 15 años de precios petroleros favorables, estimada ahora en $1.2 trillones, ó 1.200 millones de millones de dólares.
-¿Ellos no han desviado por temor su dinero a otras naciones?
-Para muchos chavistas, EEUU es el lugar más seguro para proteger sus "inversiones", a pesar del discurso antinorteamericano del chavismo y el madurismo. Si no que lo diga Tarek El Aissami (gobernador de Aragua), cuyos socios mantienen cuentas en ciudades como Miami, Houston y Los Ángeles.
-¿Piensa presentar personalmente el libro en Venezuela?
-Quiero ir a Venezuela a promover mi libro y promover la discusión sobre el vital tema de la extensa y profunda corrupción promovida por el chavismo, y cómo ha comprometido seriamente el futuro de las próximas generaciones de venezolanos.
-El libro lleva algunos meses en la calle. ¿Le frustra que no haya habido consecuencias ante lo allí denunciado?
-No me frustra, era difícil esperar ese resultado con un sistema judicial venezolano comprometido con ocultar los desmanes de la revolución. Ha quedado muy claro que la mayor preocupación de los chavistas es el bolsillo, no la ideología ni el proyecto socialista, a juzgar por la cantidad de funcionarios que negocian en los actuales momentos con Washington. EEUU ha venido paulatinamente suspendiendo visas a conocidos y no tan conocidos personeros del chavismo, principalmente como consecuencia de denuncias públicas y privadas. Pero creo que EEUU puede hacer mucho más de lo que ha hecho hasta ahora. Sé que mi investigación jugará un papel en el futuro, cuando inevitablemente llegue el fin de la revolución chavista. REGRESAR |
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