¡Wuaaah! ¡Por fin el Gobierno va despertando! ¡Por fin 'ellos' se dan cuenta de lo que necesitamos! Porque yo, por ejemplo, para empezar, necesito colocar persianas nuevas en todas las ventanas de mis cinco habitaciones. Ahí sí debo contar con mas o menos 20 milloncitos, de los viejos ¡por supuesto! Voy a instalar también un closet y una biblioteca. Me van a salir mas o menos por 15 mil. No es tanto. Y sobre todo, voy a cambiar mi vieja nevera. Ya tiene 10 años. Todavía funciona bien, pero esta haciendo una especie de ronroneo raro. No me fío, y por eso quiero cambiarla por una mas moderna antes de que rinda el alma. ¡Ahí también me va a salir un ojo! Pero qué se le va a hacer. Año nuevo, piel nueva.
¡Aaaah! No tengo que olvidar la compra de uno de esos pinos canadienses, que cuestan bien caro, por cierto, pero que son una nota. Calculo que me va a salir como en 10 mil, aunque por los tiempos que van, seguro que con luces y todo me saldra casi a 15. Nada mas que para la figura de diciembre. Eso, sólo para empezar, les decía.
Porque quiero también cambiar la decoración del estar, renovar las prendas de mis hijos para que tengan un look moderno, cambiar una de nuestras tres computadoras, que ya tiene cinco años... ¡Si les explicara todo lo que quisiera hacer con los aguinaldos! Pero no somos tan ricos, por eso, tengo que calcular un poquito los churupitos.
¡Viva Papa Gobierno que nos pone al alcance los corotos, pues! ¡Esto es lo que nos alegra! Ya tenemos, como los países desarrollados, montañas de aparatos electrónicos viejos en los basureros de nuestras grandes ciudades. Nuestra producción de basura 'tecnológica' es impresionante. Mas aún, es proporcionalmente mayor, pues, que en los países 'avanzados'. ¿Motivo? Aquí no reparamos ni arreglamos; compramos, y después botamos. 'El Gobierno' paga.
Me hace pensar, de vez en cuando, en esos parques de estacionamiento de los Sitssa de hoy, como los de Leyland de ayer: montones de chatarra que se van oxidando bajo el sol y las lluvias tropicales. Con bombos y platillos, hemos inaugurado también flotillas y mas flotillas de vehículos de dos o cuatro ruedas para todos los cuerpos policiales: en adelante, ¡mas seguridad! Y no hemos sido invitados por nadie, ningún responsable, pocos años después, para contar cuantas patrullas y motos quedaban de las compras anteriores. No importa, ¡hay dinero!
Ojala la eficacia de los servicios -de transporte, seguridad, educación, producción...- dependiera de la cantidad de objetos que, muy pronto y sin reparaciones, abandonamos en los patios traseros de los organismos responsables.
Así somos, cada vez mas a menudo. Coleccionistas de vanidades sin futuro, el porvenir ya los esta superando rapidísimo. Nos hemos acostumbrado a vivir en la superficie de nosotros mismos y de las cosas, con bellas apariencias: celulares 'inteligentes' (¿para nosotros?), juegos, estupideces a montones, disimulando lo mejor de lo que fue nuestra identidad hondamente nacional: sencillez, hospitalidad, calor humano, capacidad para compartir... REGRESAR |