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Dar la espalda a la crisis económica y pretender que Venezuela no necesita un plan de estímulo y de protección para amortiguar el golpe que nuestra economía sufrirá como consecuencia de la desaceleración mundial, no sólo es un atroz error económico, es una irresponsabilidad superlativa.
Pretender que con pequeñas correcciones vamos a poder capear el temporal denotaría una ceguera sin calificativo.
Pero no es así. La postura de que 'aquí no está pasando nada' es sólo parte del decorado que era necesario poner frente a los venezolanos, para afrontar el proceso de votaciones que pasó. Ahora toca, en serio, evaluar de qué manera el país va a acusar el golpe del marasmo económico mundial. Sobre todo, es necesario trazar un plan, para que la merma de los ingresos del país desde inicios de este año no ponga a todos nuestros ciudadanos y empresas de rodillas.
No tengo duda ninguna de que el Gobierno se ha sentado en serio a analizar cómo sobrevivir con la mitad (con suerte) del ingreso petrolero.
Pero cuando al gurú número uno en materia económica se le escucha asegurar que 'Venezuela tiene un relativo confort en materia económica para no caer en pánico', uno termina por creer que al Presidente no se le está contando la verdad entera.
Los gestos desesperados que hemos presenciado del lado oficial en las últimas semanas, al trasladar 12 millardos de dólares de las reservas y la irresponsable venta a futuro de petróleo a China, por sólo citar dos elementos visibles y recientes, nos hacen pensar que sí están conscientes de lo grueso de lo que tenemos enfrente.
Lo que parece dramático es que el fenómeno esté siendo afrontado como si todo lo que experimentamos es un faltante de caja, que se va a resolver cuando el petróleo vuelva a subir de precio, lo que para los oficialistas ocurrirá indefectiblemente.
Es así como la solución al problema parece ser que hay que encontrar vías momentáneas para parapetar la caja del Estado, pero no se ve la necesidad de rescatar la economía ya maltrecha antes de que el colapso nos arrastre a todos.
Desde Cuba para arriba, todos los países del continente se han trazado estrategias de manejo de la contingencia económica por la caída del consumo y del precio de las materias primas, y se han establecido planes muy concretos y detallados para dinamizar a los factores productivos de cada economía. De la revisión de cada uno de ellos es posible constatar el compromiso de cada gobierno al poner en marcha programas.
Nos toca hacer otro tanto porque la crisis está instalada y para quedarse largo rato.
No se puede dejar el plan para más tarde.
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