En Caracas, el asunto de las trabas gubernamentales para la repatriación de capitales parece no tener importancia suprema en las oficinas centrales de Movistar en Los Palos Grandes, así como tampoco los retrasos en la liquidación de divisas autorizadas por Cadivi para pago de importaciones y a proveedores. Según Douglas Ochoa, director de Relaciones Institucionales de la filial de Telefónica, las cifras que han aparecido especialmente en la prensa madrileña sobre retención de autorizaciones para pago de dividendos anuales, son inventadas. -¿Inventadas? -Inventadas, en cuanto que no son oficiales, dice. El diario financiero Cinco Días ha soplado con fuelle esta semana con la advertencia de que el gobierno venezolano no ha suministrado a Telefónica las autorizaciones reglamentarias para la exportación de beneficios a la casa matriz en España. La casa de valores española Bernstein Research aviva aún más la leña al señalar que la arreciada política de expropiaciones del presidente Chávez, la posibilidad de nuevos impuestos draconianos y la fuerte inflación en Venezuela pueden convertirse en un riesgo para los activos de Telefónica en este mercado. Teme una nacionalización. La misma corporación telefónica ha manifestado, en su informe del 30 de abril a la Securities Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos y anteriormente a la Bolsa de Londres, que su filial venezolana no ha podido completar, por falta de autorizaciones, la transferencia de beneficios, falencia que data desde 2006. Se calculan en mil millones de euros los beneficios represados, que no han podido ser repatriados. A ello se suma un considerable retraso en la liquidación de divisas por concepto de importaciones, suma que montaría entre 700 y poco más de 1.000 millones de dólares, según informes de prensa nacional que no han sido negados por Movistar y tampoco por autoridades ministeriales consultadas por Inside Telecom. En España harían votos por la efectividad de las medidas anti-crisis económica anunciadas por el gobierno nacional para enfrentar la brutal caída de los precios del petróleo, las cuales se han traducido en reducción del gasto público y en la búsqueda de dineros alternativos para saciar la voracidad de la burocracia estatal. Pero si se hacen realidad los recurrentes rumores de devaluación de la moneda nacional (un bolívar fuerte de por sí maltratado por una inflación que le ha golpeado en 40 por ciento su defensa central), y la posibilidad de nuevos impuestos, tales dividendos acumulados desde 2006, que se encuentran en tránsito inmóvil, sufrirían hasta dónde usted se pueda imaginar. Así las cosas, Telefónica Venezuela se encontraría atrapada en una especie de Corralito no declarado, experiencia que vivió en Argentina a comienzos de los 2000. Bolívares a granel Los ingresos de Telefónica Venezuela han crecido a un ritmo promedio compuesto de 25 por ciento año a año, luego de su incursión en el país en 2004, tras la compra de los activos de BellSouth, en una transacción que involucró en escalada a una decena de operaciones en América Latina, que alcanzaron un monto de 5.850 millones de dólares. Por Telcel (hoy Movistar) pagó a Bell- South 1.195 millones de dólares por el 100 por ciento de las acciones, aunque la empresa estadounidense tuvo que cancelar de ese monto lo que le correspondía, litigio legal mediante, al empresario venezolano Oswaldo Cisneros, accionista minoritario. (Luego de esa jugada, Cisneros adquirió, por 450 millones de dólares a la operadora Digitel, poseída hasta entonces por Telecom Italia). Telefónica entró a saco, con todos sus recursos y experiencia internacional, en octubre de 2004. Encontró a Telcel con 3,9 millones de clientes, y a la vuelta de cuatro años y piquito la transformó en una empresa con la friolera de 11 millones 994 mil 400 clientes, a los cuales les presta servicios de telefonía móvil y fija, banda ancha móvil de tercera generación, localización de flotas y televisión por suscripción vía satélite. Según sus resultados financieros liberados hoy en Madrid, cuenta con 10,7 millones de suscriptores en telefonía móvil. Venezuela ha sido un campo espléndido para sus operaciones. No ha dejado de ganar. En teoría es uno de los países latinoamericanos que más contribuye a sus arcas, después de Brasil. Su contribución al Producto Interno Bruto nacional supera el 1.5%. En 2005 los ingresos brutos fueron de 1.438 millo- (SIGUE) nes de euros. En 2006 subió a 2.040 millones. En 2007 llegó a 2.430. Y en 2008 se colocó en 2.769 millones de euros, en un mercado que según sus cuentas a final de ese año había superado el 100 por ciento de penetración móvil. En el primer trimestre de 2009, a pesar de magros números en captación de nuevos clientes móviles y de caracterizarse el lapso por ser el estacionalmente más débil del ejercicio, la facturación de Movistar ascendió a 883 millones de euros, lo que expone a la empresa a superar fácilmente los 3 mil millones de euros en ingresos este año. Claro, si el país no cae por el despeñadero del default que muchos agoreros advierten. En consecuencia, los ingresos operativos OIBDA (antes de amortizaciones) han crecido a la par. El ritmo año tras año ha sido de 25%. En 2005, fue de 585 millones de euros, mientras que en 2008 fue de 1.328 millones de euros. Esta danza de millones de supuestos euros son los que en buena proporción deberían convertirse en euros efectivos, en aplicación de las leyes de repatriación de capitales, al cambio oficial. Mientras tanto, nada la operadora en trillones de bolívares, pero se asfixia ante la ausencia de divisas para honrar a los accionistas de Telefónica en España. El mundo al tanto La crisis venezolana se manifiesta en todos los mercados. En petróleo, en finanzas públicas, en importaciones de alimentos básicos. Los mercados internacionales, aunque preocupados más por cómo salen las economías avanzadas de la crisis financiera mundial, no dejan de observar el tobogán nacional. En telecomunicaciones, sector que por lo que se ve no saldrá inmune del desasosiego general, los mercados han sido participados de sus fisuras. Cuenta Telefónica a la SEC, la bolsa de valores de EEUU: En cuanto a riesgo país, ... «cabe resaltar que desde febrero de 2003, está en vigor un régimen de control cambiario en Venezuela. Para administrar el régimen de control de cambios y determinar las autorizaciones de venta de divisas se creó la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Este organismo ha dictado diversas normativas («providencias») que regulan las modalidades de venta de divisas en Venezuela al tipo de cambio oficial. Las empresas extranjeras que están debidamente registradas como inversores extranjeros tienen derecho a solicitar aprobación para adquirir divisas al tipo de cambio oficial a Cadivi de acuerdo con la providencia Número 029, Articulo 2, apartado c) «Remisión de beneficios, utilidades, rentas, intereses y dividendos de la inversión internacional». Telcel, filial del Grupo (Telefónica) en Venezuela, obtuvo en 2006 la aprobación de 137 millones de dólares por este concepto, en 2007 por 240 millones de dólares y en 2008 por 365 millones de dólares. En la actualidad está pendiente de aprobación el último dividendo recientemente solicitado por un importe de 536 millones de dólares, correspondientes a los beneficios del 2006. Una vez se apruebe esta solicitud, el Grupo procederá a solicitar autorización para el pago de dividendos correspondientes a los beneficios del año 2007. Por consiguiente en el futuro el Grupo deberá seguir obteniendo las autorizaciones necesarias para todas las solicitudes que presente ante Cadivi, esperando que éstas se produzcan con la misma diligencia y frecuencia como se han venido produciendo en el pasado, de manera que se pueda continuar con el desarrollo normal de nuestros negocios en Venezuela y con capacidad para repatriar fondos desde este país» Detrás de esta aparente tranquilidad a la hora de analizar situaciones que cualquier corporación, ante la misma situación, consideraría graves, Telefónica se suma a una advertencia sobre el riesgo que confronta en el país: «Desde septiembre de 2008, el mercado financiero local ha estado sufriendo los efectos de las presiones económicas y financieras externas, además de las incertidumbres generadas en el desarrollo local. La tasa de cambio paralela (Dólar Permuta) estuvo 2.5 por encima de la tasa de cambio oficial (2.15 BsF por dólar), y la tasa de riesgo-país, según JP Morgan, alcanzó un máximo de 1.800 puntos básicos, luego de haber finalizado 2007 en 506 puntos básicos». El dólar permuta ha crecido mucho más, y la exposición del país también. Venezuela está en riesgo y Telefónica también. En el diario madrileño Cinco Días, se dice: «La depreciación de la divisa no es el único temor del mercado. En los últimos días, Hugo Chávez ha vuelto a poner las nacionalizaciones en el centro del debate. Esta situación, junto con la fuerte inflación que sufre el país, ha llevado a la sociedad de valores Bernstein Research a alertar sobre el riesgo para los activos de Telefónica. Bernstein considera que ha aumentado el temor tanto a una expropiación como a la imposición de nuevos impuestos como fórmula de Venezuela para capear la fuerte crisis económica ... Todo ello hace que Telefónica necesite conseguir cuanto antes la autorización del Cadivi para sacar sus dividendos del país. Si la devaluación llega antes del visto bueno, los beneficios de la filial en bolívares se verán inmediatamente reducidos al cambiarlos a euros». Según fuentes del diario, que no han sido desmentidas por Telefónica Madrid, la operadora en Venezuela pidió autorización como mínimo hace cinco semanas para cobrar un dividendo de casi 400 millones de euros, el de mayor cuantía solicitado hasta ahora por Telefónica, según documentos oficiales de la operadora. Lo más llamativo, sin embargo, no es la cifra, sino su procedencia, ya que el dividendo corresponde a beneficios no distribuidos que datan de 2006. -La autorización todavía no ha llegado, según reconoce la compañía, que prefiere no atribuir ninguna singularidad a este hecho. Pero se trata de una tardanza que cobra mayor importancia porque de ella depende que Telefónica pueda presentar otra propuesta para cobrar dividendos sobre las ganancias retenidas de 2007 y luego otra sobre las de 2008. También está pendiente que la operadora pida autorización para cobrar el dividendo corriente sobre las ganancias del último año, que sumaron 853 millones de euros al tipo de cambio oficial. Y termina así su análisis: Telefónica no ha facilitado la cifra total de dividendos pendientes, porque asegura que no se aprueba el siguiente hasta que no se ha autorizado el anterior, pero es fácil que la cantidad supere los 1.000 millones de euros. La operadora asegura oficialmente que no está preocupada y que está siguiendo el cauce normal para repatriar los dividendos. Ello concuerda con la aparente tranquilidad que reflejan ejecutivos de Telefónica en Caracas. Douglas Ochoa, director de Comunicaciones de Movistar, en comunicación con Inside Telecom, ha toreado al miura: «En cuanto a repatriación de dividendos, no estamos autorizados para hablar del tema». REGRESAR |