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Cualquier diagnóstico de cáncer sigue siendo un dolor profundo, una sensación de muerte inminente (aunque no sea así). Cuando se trata de tumores en los genitales masculinos o femeninos, mucho peor: a la fragilidad del ser humano atacado por sus propias células se suma todo lo relacionado con la sexualidad.
El carcinoma de próstata es uno de los más comunes en los venezolanos que superaron los 50 años de edad, y constituye la primera causa de mortalidad por cáncer en hombres, recuerda el urólogo Elías Mora, de la Policlínica Metropolitana.
Sin embargo, mundialmente se ha reportado que fallecen menos varones gracias a que los diagnósticos se realizan a tiempo. Por lo tanto, ya no es una condena.
Cualquier varón puede decir: está bien, ya no nos morimos de esto, pero nos queda otra forma de muerte, que es el fin de la actividad sexual como consecuencia de la enfermedad. Esto tampoco es así, aclara Mora. "Un hombre que ha sufrido de cáncer de próstata puede llevar una vida sexual satisfactoria, aunque no sea como la que tenía antes. En todo caso, dependerá de cómo era su vida sexual y de su salud".
Preservar los nervios.
Una persona puede saber si padece o no de carcinoma prostático con dos pruebas: el antígeno prostático específico (que se mide en sangre) y el tacto rectal (que permite palpar cualquier anormalidad en el tejido). Ambos exámenes deberían ser parte de la rutina anual de todo individuo mayor de 40 años. Si los resultados están alterados, se efectúa una biopsia de próstata guiada por ultrasonido, completa Luis Guaiquirian, presidente de la Sociedad Venezolana de Urología.
"Es positivo", informa la médica o el médico. Y ese "es positivo" no es el fin del mundo.
El tratamiento de elección es la intervención quirúrgica: extirpación completa de la próstata y vesículas seminales, y también, la extracción de los ganglios de la zona (que podrían ser la autopista para diseminarse a otras partes del cuerpo). La prostatectomía radical ofrece diversas variantes, tales como la cirugía abierta, por laparoscopia o robótica, enumera Guaiquirian.
El análisis de los tejidos eliminados permite conocer si la afección ha avanzado, ya que estudios como tomografía, resonancia magnética y gammagrama óseo no siempre lo muestran. "La cirugía permitirá evaluar si la enfermedad de verdad está localizada en la glándula prostática. Si está localizada, el paciente tendrá una sobreviva de más de 85% en los próximos 15 años", asegura el urólogo.
¿Y el sexo? El sexo sigue. Sigue después de la operación (sea cual sea la forma de realizarla); después de la radioterapia o después de la braquiterapia (colocación de semillas radiactivas directamente en el área afectada). A lo mejor no es como era antes, pero no será el cementerio que muchos varones anticipan. Dependerá, en buena medida, de factores como patologías previas (hipertensión arterial, diabetes, síndrome metabólico); igualmente, de la conservación de los nervios que hacen posible la erección.
"Para preservar los nervios se necesita que la enfermedad esté localizada en la glándula prostática. Además, una buena técnica quirúrgica, y la experiencia del urólogo. De resultar imposible la preservación, siempre quedará el recurso de las inyecciones con sustancias vasoactivas en los cuerpos cavernosos del pene, o de las prótesis peneanas", enfatiza Mora. Habrá que acostumbrarse, de cualquier manera, a la eyaculación sin semen. Si hay problemas de libido, como en estos pacientes no se debería usar hormonas, se puede recurrir a herramientas que incentiven el deseo.
Es importantísimo iniciar la rehabilitación sexual a tiempo; o lo que es lo mismo, en la primera o segunda semana después de la cirugía. Según Guauquirian, el tratamiento posterior debe incluir medicamentos como sildenafil, vardenafil y tadalafil por un tiempo prolongado. El apoyo de la pareja es fundamental, con la comprensión de lo que sucede y la estimulación.
La penetración se ha convertido en algo a lo que hombres y mujeres no renuncian. Pero las relaciones sexuales sin penetración son placenteras, insisten las sexólogas y los sexólogos. Falta que los varones aprendan a pensar de la misma manera. REGRESAR |
| Fecha publicada: 09/05/2007 Fuente: El Nacional Tema: salud
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