|
|
No. Afirmaciones de voceros oficiales según las cuales "empresas como Polar y Cargill, al igual que Agroisleña, deben estar en manos del Estado", generan preocupación e incertidumbre; no sólo en el sector privado y sus trabajadores, sino en los consumidores (también electores, por cierto) que han padecido los problemas de escasez e improductividad que estas acciones de expropiación han generado en el pasado y que pueden acentuarse en el futuro cercano. En efecto, cerca de 80% de la población rechaza las expropiaciones de empresas privadas en operación.
La inestabilidad en el abastecimiento de alimentos, que se ha convertido en un asunto delicado y recurrente, depende tanto de la situación del entorno y condiciones del mercado (controles), como de la eficiencia de productores y distribuidores en su tarea de llevar los productos hasta los anaqueles. El Índice de Escasez es un indicador privado de Datanálisis, calculado sobre la base de visitar semanalmente en Caracas 66 establecimientos públicos y privados (Mercal, Pdval, supermercados de cadena, supermercados independientes, abastos, bodegas y buhoneros). En él se estudia una cesta de 18 productos regulados. Según su coordinador, economista Francisco Allen, "se ha podido comprobar ahí que el sector privado es, por mucho, más eficiente que el sector público en su propósito de garantizar abastecimiento".
Su afirmación se basa en lo siguiente: Primero, los comercios privados han mantenido, durante casi 4 años de medición, los niveles de escasez más bajos de la muestra evaluada. Mientras los supermercados privados de cadena y supermercados independientes promedian niveles de escasez de 8,10% y 14,35%, respectivamente; Mercal y Pdval presentan una escasez histórica promedio entre 3 y 4 veces más alta.
Segundo, las marcas privadas poseen mayor presencia y estabilidad en los anaqueles y una mejor distribución. Por el contrario, marcas del Estado son muy poco constantes en algunas categorías como margarina o pasta, que se encuentran esporádicamente en los canales del Estado. Hasta la fecha, el único caso exitoso del Gobierno en su faceta de comercializador de alimentos es el de Abastos Bicentenario, motivado en buena parte a que es abastecido por productos y marcas provenientes del sector privado.
Adicionalmente, en el estudio sobre desabastecimiento, también realizado por Datanálisis en marzo pasado (a nivel nacional y con una muestra de 800 personas de todos los estratos socio- económicos) encontramos que el 81,9% de los entrevistados consideró que la expropiación de fábricas privadas es una medida que agrava la escasez, mostrando que esta relación no es sólo entendida por expertos y conocedores del sistema económico sino también por la población en general (chavistas incluidos). El estudio también muestra que 81,5% consideró positiva la labor de las empresas privadas productoras de alimentos y el 75,5% opinó que el problema de desabastecimiento debe ser resuelto de una manera conjunta entre el sector privado y el Gobierno, de los que esperan mutua cooperación para lograr el objetivo que le interesa a la mayoría: garantizar la estabilidad en el suministro nacional.
Frente a esta realidad cabe preguntarse: ¿tienen sentido continuar las expropiaciones de empresas de alimentos? Tanto desde la óptica política como desde el punto de vista operativo económico, parece que el Gobierno debería desistir de estas acciones y trabajar con el sector privado en la búsqueda de una solución de fondo. Al fin y al cabo ese sector a quien ataca, ha demostrado poseer la capacidad gerencial, la experiencia y el conocimiento para apuntalar y mantener la seguridad alimentaria en Venezuela, y me luce que de eso también depende la futura popularidad del Presidente.
REGRESAR |
*** noticias no disponibles *** |
|