El vicepresidente de la República, Ramón Carrizález, lanzó esta semana una advertencia sobre todas las empresas privadas que mantengan actitudes hostiles hacia sus trabajadores. 'Tener un proceso productivo donde se trabaja en un ambiente terrible (... ) con empleados subpagados, explotados, sometidos a una semiesclavitud; eso no lo puede permitir el Gobierno nacional, y las decisiones que se tengan que tomar en este aspecto con empresas de este tipo (... ) pues se tomarán', dijo justo minutos después de confirmar que la estatización de Sidor se debió al trato que esa empresa dio a sus empleados.
Decisión por fuera del Derecho
Para el abogado constitucionalista Román Duque Corredor, la sentencia de Carrizález no está ajustada a Derecho. 'Es inconstitucional que para resolver los problemas laborales se estatice', sentenció, al tiempo que agregó que una nacionalización no es garantía de mejoras para los trabajadores.
La afirmación del vicepresidente pone en vilo a aquellas empresas que mantienen situaciones difíciles con los trabajadores y coloca de nuevo el peso en la balanza del lado de la masa laboral para decidir, con el apoyo del Gobierno, el destino de las industrias.
Pero, además, enciende la alerta en al menos dos empresas que actualmente siguen con situaciones difíciles con trabajadores activos o ex empleados, y en una larga lista de industrias que desde hace años ha estado en la mira de los sindicatos.
En este panorama surgen los nombres de Bridgestone Firestone y Coca-Cola Femsa entre las industrias que se enfrentan a aprietos, aunque los trabajadores de las ensambladoras de vehículos también comenzaron a calentar los motores.
El fabricante de cauchos está sometido en la actualidad a problemas con sus empleados, quienes bloquearon los portones de la empresa a finales del mes pasado, en protesta por una acción de despido que afectó a 18 personas.
Mientras tanto, las instalaciones de Coca-Cola Femsa han sido bloqueadas en tres oportunidades en menos de 18 meses. De hecho, casi la mitad de sus centros de distribución y una de sus cuatro plantas en Venezuela permanecieron tomadas por ex fleteros y ex concesionarios de la compañía durante las últimas dos semanas, quienes reclaman prestaciones sociales.
Por su parte, las ensambladoras de carros se enfrentan a la posibilidad de paradas obligadas de producción, lo que tiene a los trabajadores molestos por el recorte salarial que la decisión significa. Pero este último calentamiento ha sido uno de varios que ha enfrentado el sector, siendo el más escandaloso el de Toyota, que el año pasado tuvo que renegociar el incremento salarial de sus trabajadores, bajo amenaza de paro, porque el sindicato se dio cuenta, una vez firmada la convención colectiva, que sus homólogos de otras factorías lograron mejores contratos.
Listado desempolvado
En un principio la frase 'empresa parada, empresa tomada' del presidente Hugo Chávez fue motivo suficiente para que los trabajadores sintieran el derecho de reiniciar las operaciones en las fábricas que sufrieron los embates del paro petrolero y se encontraban paralizadas.
Pero poco a poco esas palabras fueron tomando una nueva forma, al punto que la Unión Nacional de Trabajadores (Únete) definió una lista con más de 900 empresas que estaban en la mira, muchas de ellas en plena operatividad.
El conteo, que data del año 2005, está más latente que nunca e incluye a las ya estatizadas empresas Sidor, Cantv, Electricidad de Caracas y el Teleférico de Caracas; a las que fueron expropiadas para operar bajo cogestión como Venepal (hoy Invepal) y la Constructora Nacional de Válvulas (ahora llamada Inveval), así como a las adquiridas Vengas y Parmalat.
También están en el objetivo de los sindicatos Bridgestone Firestone y Coca-Cola Femsa, al igual que Polar, Pepsi Cola y cadenas de supermercados como Cada y Unicasa.
Duque Corredor espera que las estatizaciones no se repitan, y menos si llegan con la excusa de mejorar la vida de los trabajadores, pues considera que lo que ha habido es un 'saqueo al sector privado' y ningún beneficio para los trabajadores.
'La mejor fórmula para resolver los problemas laborales no es la estatización. Los trabajadores deben escoger entre un capitalismo salvaje o un socialismo feroz', puntualizó. REGRESAR |