Cuarenta por ciento de las empresas que ha enfrentado los conflictos laborales más sonoros de los últimos meses actualmente está en manos del Estado.
Las protestas de los trabajadores con mayor impacto han afectado a 27 establecimientos, la mayoría de ellos transnacionales, y han incluido el bloqueo a las instalaciones de los mismos o solicitudes de estatización por parte de algunos representantes de la masa laboral.
Desde el año pasado 11 industrias de ese total pasaron a manos del Estado, ya sea por la vía de la expropiación, intervención o compra de las mismas.
En cuatro casos el Gobierno expropió las industrias, entre las que se encuentran Sidor, Lafarge, Holcim y Cemex; en uno decidió comprarla, como sucedió con Lácteos Los Andes y en otra más -Cemento Andino- pesó la intervención de la misma por parte de una junta gubernamental y, aunque ya fue aprobado el decreto de expropiación, todavía falta por resolver el tema de la titularidad de las acciones, caso dirimido en el Tribunal Supremo de Justicia.
Todo bajo control
Por otra vía pasaron los antiguos convenios operativos Cerro Negro, Sincor y Petrozuata, que operaban en la Faja Petrolífera del Orinoco, pues las fuertes protestas laborales y una decisión sobre el carácter estratégico de esas empresas por parte del Ejecutivo fueron la excusa para que el Estado se convirtiera en el accionista mayoritario. Para lograr la delantera, el Ejecutivo nacional obligó a los antiguos dueños a quedarse con la menor parte del paquete de acciones.
Asimismo, fuertes protestas laborales terminaron de agravar los problemas financieros que enfrentaba la transnacional minera Hecla, lo que ocasionó su venta a la rusa Rusoro, la cual tuvo que pactar con el Gobierno para crear una empresa mixta que se encargara de operar las minas y así calmar los ánimos de sus trabajadores, quienes clamaban por la nacionalización de esos espacios mineros.
Por su parte, el primer aviso del presidente Hugo Chávez sobre la posibilidad de estatizar la telefónica Cantv fue como respuesta a la negativa de la compañía de saldar sus deudas con cerca de 8.000 jubilados.
Un año después de la primera advertencia, y luego de indi- car que las telecomunicaciones eran estratégicas para Venezuela, Chávez estatizó Cantv.
Conflicto advertido
La relación entre las protestas laborales y las nacionalizaciones no es casual. Ya en abril cuando se anunció la estatización de Sidor, el vicepresidente de la República, Ramón Carrizález, anunció la voluntad del Gobierno de extender la ola estatizadora a todas aquellas empresas que actuaran de mala fe hacia sus trabajadores, como señaló que ocurrió en el caso de la siderúrgica.
Según la visión del segundo a bordo del Gobierno, los trabajadores de la acería estaban prácticamente sometidos a una semiesclavitud y agregó que habían identificado esa situación en otros establecimientos del sector privado.
Desde enero del año pasado hasta la fecha se han concretado manifestaciones laborales bastante ruidosas en 18 empresas que han causado un duro efecto en varios de los casos.
En el sector de alimentos se han presentado conflictos en Empresas Polar, Coca Cola Femsa, Snacks América Latina Venezuela; mientras que en el sector de minería e industrias básicas los puntos álgidos se han presentado en Vhicoa, Crystallex, la promotora minera Guayana, Carbones del Guasare y Orinoco Iron.
Por el sector hidrocarburos, los transportistas de gasolina y los de las estaciones de servicio también han alzado sus voces para exigir, no sólo reivindicaciones laborales, sino también la estatización del negocio.
No obstante, las protestas de los trabajadores de la industria automotriz han cobrado más protagonismo en los últimos meses. Es un sector que se encuentra afectado en un espectro bastante amplio que el resto del sector productivo, de hecho, las ensambladoras Toyota, MMC Automotriz, Ford Motor, y más recientemente General Motors, han estado afectadas por manifestaciones de trabajadores que han incluido el bloqueo a las instalaciones de esas empresas.
Cada vez más serios
No sólo la poca continuidad en el flujo de dólares las ha afectado, sino que además el cierre de los accesos de la ensambladora General Motors, por ejemplo, por parte de los obreros y empleados ha impactado en la capacidad productiva de la misma.
El tema de las manifestaciones laborales en las empresas del sector privado, ya no es de poca monta.
Recientemente el presidente ejecutivo de Conindustria, Ismael Pérez Vigil, alertó que además de las regulaciones al mercado y el retraso en la entrega de dólares a precio oficial, afecta el desempeño del aparato productivo la conflictividad laboral en los centros de producción.
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