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En la nueva fase de enloquecimiento de la revolución bolivariana, el Presidente ordenó la expropiación de los supermercados Éxito por el supuesto delito de especulación y alteración de los precios de los artículos que ofrecen al público. En ningún momento el jefe del Estado presentó pruebas fehacientes o referenciales que demostraran que la expropiación estaba bien fundamentada.
Pero ese es el modo de actuar de Miraflores, pasando por encima del derecho del otro a defenderse y presentar pruebas en contrario. No existe para el Presidente la exigencia de pruebas rotundas, ni expedientes fundamentados o la oportunidad de rebatir las acusaciones de las autoridades. Todo eso ha sido borrado del mapa por una manía obsesiva de actuar contra cualquier comerciante que expenda víveres o productos al margen de los circuitos oficialistas de Mercal o Pdval.
Es un odio racista contra cualquier extranjero que se atreva a invertir en Venezuela en el campo de la distribución de alimentos. A los portugueses los tiene a monte, a los españoles ya no encuentra qué expropiarles, a los chinos les manda a allanar los depósitos, como si el hecho de ser extranjeros los convirtiera en delincuentes comunes. A la comunidad israelita se le ofende e insulta abiertamente.
Lo más grave de este racismo encubierto es que ahora, para el jefe de Miraflores y sus seguidores todos los colombianos son paramilitares o son contrabandistas. A los naturales de Colombia se les investiga y se les acusa con saña, se les despoja de sus derechos a comerciar e invertir en la patria de Bolívar.
Los colombianos son unos parias ante la ley, y basta que caigan en las manos de cualquier extorsionador de la PM o de Policaracas (tal como se ha denunciado en la prensa) para que sientan que este es un país donde la igualdad de derechos ha dejado de existir hace una década y está sepultada por el odio y la discriminación.
Esta corriente avasalladora de odio, que se inició en 1999 como una aviesa manera de obtener y consolidar un capital político al dividir en dos bandos sociales a los venezolanos, hoy alcanza grados que revelan la rotunda esencia fascista de la ideología militar chavista.
El motor que mueve la maquinaria política y electoral roja rojita tiene sus raíces en el odio a quien es distinto, al otro que es diferente y que rechaza asimilarse al chavismo. Como castigo, es condenado a la segregación progresiva de las protecciones institucionales que la Constitución nacional consagra a todos los ciudadanos.
Al Presidente, esta gracia de expropiar los supermercados Éxito se le puede convertir en una morisqueta. Como informan los despachos de las agencias, la mayoría accionaria es propiedad de la francesa Casino Guichard Perrachon S.A. Inversionistas colombianos tienen un paquete accionario minoritario. Quizás el odio a Colombia lo llevó arremeter contra Éxito, pero la equivocación le costará caro REGRESAR |
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